¡Ay de mí si no predico!

A través de los años, he recibido literalmente cientos de cartas, notas y reportes de personas que me escuchan en diferentes partes del mundo. Una que guardó muy cerca de mi corazón es una nota de un oyente, en la cual me comentaba de qué modo un niño había sido rescatado de las garras del asesino bisturí.

Aquí les comparto parte de la carta:

“Hace exactamente cuatro meses que mi amigo comenzó a maltratar a su novia. El motivo de su enojo se debía a que ella había quedado embarazada.

Él no quería que ese bebe viniera al mundo, y le pidió que abortase. Sus argumentos eran: “Las cosas están mal”, “la economía no alcanza”, “no tenemos ni dónde caernos muertos”, entre otros.

Aunque yo lo había escuchado, él no quería hacerlo conmigo.

La joven, al principio quería tener al bebe de todas maneras, pero después cambió su forma de pensar y decidió que debía hacerse un aborto.

Entonces pensé: ¿Cómo puedo ayudar a salvar a este niño? Recordé que lo había escuchado a usted, Pastor Pinto, hablar sobre el tema y decidí solicitar ese programa. El tema al que me refiero es EL HIJO ABORTADO (programa # 355).

Como yo sabía que ella estaba trabajando en el siguiente cubículo, coloqué el CD en mi computadora y subí el volumen esperando que lo escuchará. Para ello, hacía repetirlo una y otra vez.

Mi plan resultó, para mi sorpresa, ya que a la mañana siguiente la joven trajo a su pareja y me pidieron escuchar juntos el programa.

El milagro se concretó, cuando los tres fuimos al hospital regional, para comenzar el chequeo de bienestar de la criatura. Ahora ambos se encuentran obedeciendo a Dios.

Quiero celebrar porque hoy es, para mí, un día muy especial, tengo a mis primeros retoños espirituales y además una nueva vida viene en camino. Con toda la seguridad que nuestro grandioso Padre le brinda, desde antes que fuera concebido.

Los tres juntos hicimos una oración por el programa Encuentro, para que tú Pastor, sigas siendo un instrumento de Dios”.

Hoy mis amigos me comentaron que la criatura en camino es varón y le llamarán ERNESTO. ¡¡ALELUYA!!

Además también celebro, que este creyente haya decidido ” hacer algo” para alcanzar estas personas para el Reino de Dios. El legendario apóstol Pablo hizo esta agónica declaración: “¡Ay de mí si no anunciará el evangelio!”

Por más de tres décadas he predicado el evangelio, por diferentes medios, visitando alrededor de 27 países.

Con alegría les reporto que he visto a muchos creyentes compartir esta pasión, como así también la regla de Pablo.

Otro creyente que también me impactó mucho por su creatividad, fue un oyente de nuestro programa en San Salvador. Él nos solicitó que se los enviáramos todos los programas de radio en discos compactos para poder compartirlos en su autobús.

Un día, cuando lo fui a visitar, me llevó a pasear por su ruta y experimenté de primera mano, a este evangelista usando estos programas para predicar el evangelio.

Me decía: “¡El viaje ida y vuelta dura aproximadamente alrededor de veinte minutos. Por eso su programa de 15 minutos es perfecto! Ya que nadie se libra de escucharlo”. Y bastantes personas le piden que les explique de qué manera ellos pueden ser salvos.

Cristo dijo: “La mies, es decir el trabajo en el reino, es mucha; pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (según Lucas 10:2)

Estoy escribiendo esto en el Aeropuerto de Costa Rica, porque pronto partiré rumbo al Paraguay. He tenido que quedarme a observar a la gente, muchos de ellos reflejan en su rostros, vacío y dolor. Es tiempo de disponernos y pedir a nuestro Padre Celestial que nos dé cada día otra oportunidad de poder compartir el evangelio con alguien.

Aprovecho esta ocasión para agradecer a todos/as lo que oran e interceden por mi vida y la de mi familia, para que sigamos constantemente repitiéndonos: “¡Ay de mí si no anunciaré el evangelio!”

Ernesto Pinto
Marzo 20/2014

Escucha el programa sobre  “El Hijo Abortado” http://www.encuentro.ca/_audios/fln/355enc.mp3